En el curso se trata de llevar a un terreno más profundo algo que la perspectiva de la meditación budista puede aportar a occidente. Está dirigido a las necesidades más profundas y serias de las personas que sufren en el mundo, pero que por diferentes razones no están interesadas en el budismo o en algún otro sistema de creencias. No están interesadas en la iluminación, pero si en liberarse de su sufrimiento. Ante esto nos hemos preguntado ¿Existe alguna sabiduría propia del budismo que no pueda ser distorsionada o dañada al ponerla al alcance de los que sufren? ¿Podría ayudarles a ser seres humanos más íntegros, menos fragmentados y que potencien menos su sufrimiento?
Un Hospital es realmente un imán para el sufrimiento por lo tanto se pensó que era un lugar ideal para abrir una clínica para el entrenamiento de la atención plena. Este enfoque podría ofrecer a los pacientes algo que fuera un complemento para su tratamiento médico; algo que les posibilitara una curación más holística y que el tratamiento médico por sí mismo no puede proporcionar.
El programa también puede ayudar a los pacientes a seguir su tratamiento médico pues es más difícil hacerlo cuando la mente está agitada.
La clínica ofrece la posibilidad de explorar a un nivel más profundo el modo en que los pacientes podrían ayudarse a sí mismos.
Generalmente los pacientes llegan a la clínica después de andar buscando en diversos lugares y lo primero que se les pregunta es que si han considerado los recursos internos, quizá la sabiduría, que ya existen en su cuerpo y en su mente. Si pueden descubrir la forma de utilizar esa energía quizá puedan colaborar con los médicos y lograr mejores niveles de salud. Se les explica que el programa no trata de curar sino de sanar. Se trata de que los pacientes enfoquen lo bueno que hay en ellas y que dejen a los médicos que se encarguen de lo malo.
A continuación se les expone el concepto de estrés y algunas reflexiones sobre el mismo que les puedan ser útiles para entender la forma en que ellos lo están padeciendo.